SOY UNA BESTIA, UN NEGRO
Edipo florece además en los grupos sometidos, allí donde un orden
establecido está catexizado en sus mismas formas represivas.
Y no son las formas del grupo
sometido las que dependen de proyecciones e identificaciones edípicas, sino
todo lo contrario: son las aplicaciones edípicas las que dependen de las
determinaciones del grupo sometido como conjunto de partida, y de su catexis
libidinal (desde los trece años he trabajado, elevarse en la escala social, la
promoción, formar parte de los explotadores...).
las catexis inconscientes se realizan según posiciones de deseo
y usos de síntesis, muy diferentes de los intereses del sujeto que
desea individual o colectivo. Estas pueden asegurar la sumisión general a una
clase dominante, haciendo pasar cortes y segregaciones a un campo social en
tanto que catexizado precisamente por el deseo y no por los intereses. Una
forma de producción o de reproducción social, con sus mecanismos económicos o
financieros, sus formaciones políticas, etc., puede ser deseada como tal,
totalmente o en parte, independientemente del interés del sujeto que desea. No
es por metáfora, incluso por metáfora paterna, que Hitler ponía en tensión a
los fascistas.
es, pues, el objetivo del esquizoanálisis: analizar la naturaleza específica
de las catexis libidinales de lo económico y lo político; y con ello mostrar
que el deseo puede verse determinado a desear su propia represión en el sujeto
que desea (de ahí el papel de la pulsión de muerte en el ramal del deseo y de
lo social). Todo ello ocurre, no en la ideología, sino mucho más por debajo.
Una catexis inconsciente de tipo fascista, o reaccionario, puede coexistir con
la catexis consciente revolucionaria. A la inversa, puede ocurrir (raramente)
que una catexis revolucionaria, al nivel del deseo, coexista con una catexis
reaccionaria de acuerdo con un interés consciente. De cualquier modo, las
catexis conscientes e inconscientes no son del mismo tipo, incluso cuando
coinciden y se superponen. Definíamos la catexis inconsciente reaccionaria como
adecuada al interés de la clase dominante, pero procediendo por su cuenta, en
términos de deseo, por el uso segregativo de las síntesis conjuntivas de las
que Edipo resulta: soy de raza superior. La catexis revolucionaria inconsciente
es tal que el deseo, aun en su propio modo, recorta el interés de las clases
dominadas, explotadas, y hace correr flujos capaces a la vez de todas las
segregaciones y sus aplicaciones edípicas, capaces de alucinar la historia,
delirar las razas y abrazar los continentes. No, no soy de los vuestros, soy el
exterior y el desterritorializado, «soy de raza inferior desde toda la
eternidad... soy una bestia, un negro».
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